Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 50 Capítulo 6 La sangre inocente Estábamos enseñando en una iglesia en Bucarest, Rumania hasta las once de la noche y después del servicio, un pastor gitano me acercó y dijo, “Debes venir conmigo.” Le preguntó, “¿Dónde?” Me contestó, “A mi pueblo.” Pues le dije que podía venir mañana por la noche. Nos prometió alguien para recogernos. Esa noche, llegaron por medio de una carcacha. Cada vez que golpeó una bomba pensamos que caeríamos del coche. Cuando llegamos, había quince personas. El pastor me pidió disculpas y me dijo, “Lo siento que no somos más. Casi siempre, los norteamericanos no vendrán a menos que hay un muchedumbre.” Yo le dije, “Jesús paraba por sólo una, pues también debemos. Pero es una noche bonita. Entonces, vamos a tener el servicio afuera.” “Nunca pensamos en eso,” respondió el pastor gitano. Conseguieron sus instrumentos, ¡Y de veras tienen algunos instrumentos muy extraordinarios! Si tienes la oportunidad de irte a una iglesia gitana, ¡Hazlo! Si hay aprehensión de levantar las manos, no poderás quedarse sentando. El servicio no es fuera de su control, pero el amor por el Señor es tan fuerte que puedes sentirlo en todo el cuerpo hasta los dedos de pie. Fue un tiempo poderoso. La música atrajo otros del vecindario. Querían ver lo que pasaba. Porque nada más estaba pasando en el pueblo, todos vinieron. Espiritualmente, yo podía sentir la electricidad en el aire. Cerca de trescientas personas estaban atraídas, empacadas en los alrededores de la iglesia. También llenaron la calle y el campo al lado, todos ondeando los brazos con exuberancia. La música de adoración y la novedad de los hablantes estadounidenses fueron una atracción grande en la aldea. Vinieron por medio de la curiosidad. Pero entonces, empezó de moverse el Espíritu Santo. Me dijo el Señor, “Léeles el Salmo 109 en cuanto a la maldición puesto a Judas Iscariote y a sus herederos. Diles que son maldecidos y que ésta es la maldición que está sobre ellos.” Pensaba a mi mismo, “Bueno, esto es imposible, porque dice que el nombre de Judas borrará en la siguiente generación.” Pero el Señor me dijo inconfundiblemente, “Eso versículo habla de los varones. Las mujeres cambian su apellido cuando se casen.” No entendí mucho de esto, pero yo creía que el Señor sabía lo que El estaba haciendo. Pues, le mostré al traductor la parte que yo quería leído en rumano. Después de oír las palabras de la Biblia, se pusieron muy serios, porque los gitanos entienden el concepto de maldiciones. Por sus estilos de vida, están acostombrados de ser maldecidos. Yo dije, “Los que quieren ser liberados de esta

RkJQdWJsaXNoZXIy MTU1OTMyMg==