� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 24 (Génesis 22:18) En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz. No importa el color de tu piel, porque está muerta la carne. Las naciones de la tierra son bendecidas porque somos los hijos de Dios por la fe. Somos una parte de esta promesa. Las bendiciones de Dios son tan profundas que cuando obedecemos su Palabra, especialmente cuando representa algo que no queremos hacer, las bendiciones son las más grandes. Si queremos las bendiciones, tenemos que obedecer la voz de Dios. Si Él nos dice no hacer algo, ¡No debemos hacerlo! Si no podemos dejarnos de hacer algo, por ejemplo de una adicción, se lo decimos y nos va a dar la fuerza por dejarla. Si estamos haciendo lo que queremos, no podemos tener las bendiciones de Dios. Seramos maldecidos todo el tiempo. No sólo eso, sino Deuteronomío prueba que una vida así hará caer las maldiciones a las generaciones para venir después de ti. La Biblia dice que las maldiciones siguen a tus hijos para siempre. (Deuteronomio 28:45-46) Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que Él te mandó; y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre. En contrasto, Dios es el origen de todas las bendiciones y como mantenemos obediencia a su Palabra, todas las bendiciones nos alcanzarán. (Deuteronomio 28:2) Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
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