� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 9 una manera tremenda. En mi vida, he tenido que encargarme de muchos asuntos y ahora yo sé como manejarlos. Ahora entiendo como pueden ser resueltos y la autoridad que antes tenía sátanas sobre mí ha sido quitada. Quiero emfatizar otra vez que esto no tiene nada que ver con ser una persona especial. Toda la gloria va a Dios por cualquier tiempo que alguien es sanado o liberado. La promesa de Dios es: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis mandamientos” (San Juan 14:13-15). Déjame contarte un poco de los antecedentes de mi vida. Como niño, le hablaba a Dios y le escuchaba, cantando, y hablándole cuando corría por las sendas usadas por los venados en el norte de Minnesota. Mi comunicación con Dios era buena, hasta que hubieron unos incidentes en la iglesia que me orillaron a rebelarme contra Él. Yo creía que la iglesia representaba a Dios. Como pasaba el tiempo, me acercaba al Señor y empecé haciendo algunas preguntas de la conciencia —las cuales son hechos hacia algunos pastores nerviosos cuando niños persistentes hacen preguntas honestas. Muy pronto vino un tiempo cuando me rechazó la iglesia. Cuando me rechazaron, me sentí como si Dios me hubiera rechazado y le eché la culpa. Fue entonces que decidí que no iba a tener nada que ver con las cosas de Dios. Me enojé y me rebelé. Muchas maldiciones con raices muy profundos salieron a la superficie por nuestra línea de la sangre—¡de tan lejos como Irlanda! Una maldición de enojo y otras nos afectaban después de que salió mi familia completa de esa iglesia. Antes de ese tiempo, yo tenía una buena relación con los miembros de mi familia, pero algo pasó que nos causó ser arrancado de uno al otro. Después de eso, las relaciones familiares empeoraban. Alrededor de ese tiempo, mi tio y mi padre se pelearon violentamente. Nadie vió otra vez a mi tio—¡Nunca! Mi hermano y yo no nos hablábamos por veinticinco años. Años después, cuando entendí como funcionan las maldiciones contra nuestra familia, hablé con él y oramos. ¡Nos convertimos en los mejores amigos después de todos esos años! ¡Estas maldiciones son reales! ¡Y pasan en todos lados, ¡no sólo a los irlandeses! Después que dejé de ir a la iglesia, no buscaba a Dios por las respuestas. La vida se convirtió en algo difícil para mí. Era un adolescente rebelde trabajando en la granja de mi padre. Salí de mi casa cuando tenía diecisiete años para hacer mi propio camino de la vida. Trabajaba en todo tipo de trabajo hasta que en el último yo empecé a trabajar como un vendedor de seguro de vida. Ganaba mucho en ese trabajo, además de unos otros negocios que comencé. Yo tenía el mundo a los pies o por lo menos pensaba así. Desde que fui rechazado de la iglesia, siempre había un poco de enojo, odio y violencia que influyían en mis acciones. Nunca tenía paz en mi corazón. Siempre estaba ofendido y tenía mucho rechazo en mis relaciones personales. Tampoco mi maldición del enojo no me ayudaba mucho. Argumentos en los bares, luchas, reacciones enojadas y
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