� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 81 vivimos debajo del Nuevo Pacto. Algunas personas dicen, “¡Oh, no te preocupes! El Antiguo Testamento ya ha pasado y también el Nuevo Testamento. Vivimos en los noventa—no más hay maldiciones.” ¡Qué engañados son aquellos! No debemos quitar el Antiguo Testamento de nuestras vidas sólo porque vivimos debajo del otro pacto. En inglés, hay un dicho que va: “Manifestado en el Nuevo Testamento es el Antiguo, y ocultado en el Antiguo Testamento es el Nuevo.” La entera Biblia habla del mismo tema: la salvación que porviene del único verdadero Dios. Siempre era El. El es y siempre El será igual. Dios hizo un camino para que pudiéramos ser libres de las maldiciones que tenemos. El camino es la salvación que vino por el Señor Jesucristo, el primogénito de Dios, el Mesías, y le cubre a todo la gente, de Adán a nuestros hijos, a nuestro nietos y a los descendientes de nuestros hijos. Por nosotros, Jesucristo tomó sobre si mismo la maldición de pecado, la cual es la muerte. (Isaías 53:5-6) Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Cuando personas se van al Señor y rompen sus maldiciones, reemplazándolas con bendiciones, es una cosa tan poderosa. Las lágrimas de gozo y arrepentimiento son tremendas. Hollywood nunca podría reproducir algo así. Estas maldiciones pueden continuar afectando a las vidas de nuestros tatarnietos y más lejos. No terminan con la muerte de una persona. Por ejemplo, la maldción que cayó sobre Israel desde el Antiguo Testamento todavía está; todavía está perseguido. Pero estos quienes se han arrepentido y quitado la maldición son libres de la persecución. Qué divirtido es estar con judíos mesiánicos. Saben alabar al Señor. Le han encontrado a su Mesías y se han arrepentido de los errores de sus antepasados. Las maldiciones que nos imponimos a nosotros mismos se van hasta que tomemos una decisión detenerlas. Necesitamos arrepentirnos y pedir a Dios por su ayuda y que nos de sus bendiciones en cambio de las maldiciones. La necesitad por el arrepentimiento no terminará hasta que venga el fin del siglo como lo entendemos, y cuando satanás totalmente sea destruido. La Biblia dice en Apocalipsis 22:3 que en ese día: No habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. ¡Gloria a Dios por la opción del arrepentimiento!
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