Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 58 Capítulo 7 Conocido por el fruto (Marcos 11:12-14) Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. En camino a Betania, Jesúa habló a la higuera y la maldijo porque no tenía nada de fruta. Jesús hizo esto con razón. No estaba buscando higos en una estación equivocada. Si fuera a estar fruta, habría tenido capullos pequeños y dulces y no estaban nada. (Marcos 11:20) Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. La higuera se secó desde el fondo hasta arriba, en cambio de arriba hasta el fondo. (Marcos 11:21) Entonces Pedro, acrodándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. ¿Sabes por qué maldijo al árbol Jesús? Porque la higuera era el símbolo de Israel y no estaba dando fruto—algo que pasaba mucho allí en aquellos tiempos. He tenido discusiones con algunas personas contra esta creencia, pero también he hablado con gente que ha estudiado esta verdad y la confirmó. Tiene mucho sentido. ¿Por cuál otra razón lo habría hecho Jesús? ¿Sólo para demonstrarnos el poder de sus palabras? Ya nos había probado el poder de sus palabras. La razón que maldijo al árbol fue porque no estaba produciendo fruta y no hallaría nada en el futuro. Hoy en día, hay una maldición sobre Israel porque no produjo fruto. Todo era una muestra de su justicia; había hojas, pero no fruta. Israel como nación negó al Señor Jesucristo. No reconoció a su Mesías cuando les vino. Hay tanta gracia que la gente judía puede ser perdonada, porque puede ser nacido de nuevo y liberado de la maldición que viene con la negación de Jesús.

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