Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 56 generacionales son reales. David tuvo que estar seguro que su vida estaba limpia, o Jesús no habría cumplido su trabajo. Las maldiciones son una cosa muy seria. No quiero hacer esto muy pesado, pero tampoco no quiero entretenerte. Sólo estoy poniendo delante de ti, el lector, lo que Dios quiere que veamos. Tenemos que proteger algunas cosas, y el derrame de la sangre inocente es una cosa malvada. Si David hubiera aceptado la maldición que vino sobre Joab por matar a un inocente, Jesús no habría podido librarnos. ¿Sabes cómo te libraban de maldiciones debajo de la ley? No había un hombre que se llamaba Carl que venía para orar por ti. Te tiraba a un hoyo y te apedreaban hasta que te murieras. ¡Te tiraban piedras! Joab había hecho algo que causó la maldición de sangre inocente. Le mató a un inocente. Y David le mandó la culpa directamente al asesino, porque no aceptaría la responsabilidad por lo que hizo alguien más. Hace cuantos años en Bucarest, yo viajaba en tren y oí un sonido de lamentarse que me causó un sentimiento de soledad. Me pasó y no pensaba más en él. Unos días más tarde, otra vez yo andaba en tren por aquel área y escuché de nuevo los lamentos. Empecé de inquirirlo del Señor y esperaba por la respuesta cuando Emily, la traductora, me dijo, “Ese cementerio allá es para los héroes nacionales. Son los inocentes que fueron masacrados durante la revolución de 1989.” Yo entonces entendí los lamentos. Pues, le pregunté a Emily, “¿Por qué les llamas inocentes?” Respondió ella que durante la revolución, los ciudadanos no tenían medios de defenderse. Los opresores tenían las armas, pues la gente se agarraba las manos para formar cadenas largas y marchaba por el campo cantando a Dios alabanzas e himnos. El ejército fue mandado a matarlos, y lo hizo. Pero no tenían el corazón por eso por mucho tiempo y detuvieron de matar a sus hermanos. Se negaron a apoyar al dictador comunista que había quedado a Rumania en pobreza y opresión por tantos años. Esto marcó el principio de la libertad de los rumanos. Yo ungí las puertas del panteón con aceite y oré para romper la maldición de la sangre inocente en el nombre de Jesús. He pasado aquel área una docena de veces desde entonces, y nunca otra vez he oído gemir la sangre inocente. Dios oye la llamada de la sangre inocente. Un historia en la Biblia vívidamente representa esto en Génesis 4. (Génesis 4:8-11) Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.

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