Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 44 Este versículo refiere a golper o causar cualquier daño o dolor en secreto. No debes de engañar a tu prójimo para causarle daño. ¿Quién son tus prójimos? Las personas en tu alrededor son tus prójimos. Son las personas con quien tienes la mejor oportunidad de bendecir y de introducir al Señor Jesucristo. También refiere esto a aprovecharte de tu prójimo (como el caso de mover su límite), y incluye todos tipos de cosas engañosas. Simplemente manipulando y aprovechándote de tu prójimo te cargan una maldición. Unas de las cosas que veo pasar a la gente que abre sus casas para reuinir, orar y estudiar la Biblia es que chismes esparcen por el vecindario para defamarla. Los chismosos se maldicen por sus acciones feas. Un aviso a los que abre a su casa por adoración del Señor y a los que asisten: sean seguros que oren por la protección de esas casas. Serio es el diablo, ¡pero también somos nosotros! (Deuteronomio 27:25) Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén. Por supuesto, esto habla de los asesinos que matan por dinero. No sólo son los tipos de la Mafia que lo hacen. Les hemos visto a jovenes hacerlo para otros que quieren matar a sus padres, o como ritos del paso para ser miembros de cultos satánicos. Están en un gran aprieto, no sólo con la ley, sino también con Dios. Este versículo también incluye recibiendo soborno por la condenación de alguien con su testimonio. Por ejemplo, “Sí, mentiré en el corte. Diré que él no tenía luces de freno” cuando alguien se choca con un coche de atrás. Ese tipo de mentira va a cargar maldiciones. Y la cosa más triste con las maldiciones es que no terminan contigo, a menos que no tengas generaciones que te sigan. También, no tener generaciones después de ti es una maldición. (Deuteronomio 27:26) Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén. El propósito de la ley era proteger a la gente de irse debajo de maldiciones. Por la misma razón Dios nos dio libremente su gracia. No es excusa hacer mal. ¿Sabes qué era la respuesta de la ley si hiciste algo que causó que le viniera una maldición? Tu muerte. Con una solución así, no tenías una generación que te seguirá. Te tienes que dar cuenta que Jesús todavía no había sido colgado en el madero. También, la respuesta de librarte de una maldición es la muerte, pero fue la muerte de Jesús. El pagó una deuda terrible y no lo mereció por un minuto. No lo mereció por nada y lo hizo para que tú y yo pudiéramos tener limpiadas nuestras vidas y también para que pudiéramos ser agradecimientos. El punto fundamental todavía es que eres comprado por la sangre de Jesús. Tuvo que derramar su sangre para vencer al pecado. ¡Fue la sangre de Jesús, no la de toros ni cabras, como en el Antiguo Testamento! ¡Ahora, piensa tú en eso!

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