Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 18 Porque comienzan las bendiciones con palabras, cuando hablamos a una persona las bendiciones de Dios en el nombre de Jesucristo, estas cosas son impartidas a su vida. Cuando hablamos las bendiciones a la vida de una persona, estas bendiciones tienen más autoridad y poder que las maldiciones. Cuando les decimos a nuestros hijos, “Eres una bendición,” “Eres estupendo,” y “Dios te trajo como una bendición a nuestra familia,” les estamos estableciendo por felicidad y prosperidad en sus vidas adultas. En tantas ocasiones, se les dicen a los niños que fueron un accidente y otras cosas así. Hay padres que dicen a sus hijos, “No te quiero,” o “Nunca vas a ser nadie,” los cuales les causan que pasen toda sus vidas viviendo debajo de la maldición de esas palabras. Una cosa muy común es poner a un matrimonio de una pareja joven unas bendiciones. No oficiaré en una boda salvo que tengo la oportunidad de romper todas las maldiciones primero, pues el amor puede tener autoridad en el matrimonio. Eso es uno de mis requisitos. Cuando oficio una ceremonia así, debo ser permitido a romper las maldiciones. Sólo porque dos personas nos aman tanto que no pueden quitar las manos de la otra, o decirle a la otra buenas noches sin pensar en algo más además de la persona con quien está enamorado, no significa que su matrimonio va a ir bien. Tan pronto como se casan, el diablo le impone al nuevo matrimonio lo principal de “una carne,” (Génesis 2:24) el cual Dios dice que cuando nos casamos con alguien se convertimos en una persona. El diablo ataca al matrimonio y dentro de poco tiempo, los enamorados no pueden soportar al otro. ¿Cómo? ¿Por qué él puede hacer eso? Porque cada uno de la pareja ha vivido sus propias maldiciones toda la vida. Cada uno se ha acostumbrado a sus propias maldiciones; pero ahora, más de las suyas, también tienen las maldiciones del otro. Porque son una carne, las maldiciones están intercambiadas entre ellos. Si estos asuntos están desatados y la pareja está hecha libre de sus propias maldiciones sin atarselas al otro, es entonces que puedes hablar sobre esa unión juntándose y siendo poderosa. Un matrimonio que empieza con las bendiciones de Dios puede ser una bendición y un ejemplo maravilloso para el Cuerpo de Cristo.

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