Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 83 lleva a casa (después de el gobierno está pagado nuestras impuestas). Si debemos de ser libres de la maldición de la pobreza, necesitamos dar, por lo menos, diez porciento de todo nuestras ganancias. (Malaquías 3:9) Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. ¿Piensas que la maldición de arriba es de sátanas? Si pudiera bendecirte sátanas, lo haría para negar a Dios. Es muy claro que esta maldición es de Dios. Nos imponimos esta maldición por guardar de El las primícias. (Malaquías 3:10) Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Dios nos da nuestra porción y también la suya para que podamos mejorarlo y ver su abundancia. O podemos guardar sus diezmos y vivir en pobreza. Tenemos la oportunidad de escoger. La maldición de la pobreza es como una espada de dos filas. Es una forma de la idolatría cuando amamos al dinero más que al Señor. No le mostramos nuestro agradecimiento por medio de dar. Es una forma de la idolatría y traen maldiciones. Y por eso, la pobreza y la idolatría nos apoyan. En las naciones donde ves la peor pobreza, hay muchos ídolos y pocos cristianos. (Malaquías 3:11-12) Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos. Aquí en los Estados Unidos de América, tenemos sequías, inundaciones, fracasos de nuestras cosechas y otros desastres. Había una vez cuando el mundo entero sabía que éramos un país cristiano y nos temían. No vemos las bendiciones hoy en día como antes. No tenemos la abundancia de la comida ni el respeto del mundo. En versículo 7, dice, “Volveos a mí, y yo me voverá a vosotros.” ¡Levántate iglesia! Necesitamos arrepentirnos y ver a nuestra nación surgirse otra vez por medio de las bendiciones de Dios. No es sorprendente que no luchamos por ayudar a nuestros hijos lograr una relación con el Señor. No invirtimos a Dios lo que es suyo. Pues, si no vamos a confiar en El con nuestro dinero, no le confiaremos con nuestros hijos. Esto pudiera causarles una eternidad en el infierno.

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