Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 77 Capítulo 10 Las maldiciones que imponimos a nosotros mismos Una maldición no puede venir sin causa, ni siempre viene de otra gente, a propósito o por accidente. La verdad del asunto es que tendemos a maldecir a nosotros mismos muchas veces durante un día. ¿Qué raro, no? ¡Es hora de entender la gravedad del asunto! Muchas veces, por medio de nuestras palabras, nos imponimos maldiciones generacionales. Supon que haya una maldición de generaciones que ocurrió antes de ti en tu familia que ha pasado de los padres a los hijos. La maldición es: “¡Todos los hombres de la familia González son fracasos!” Si eres hombre en esta familia, esto puede hacerte sentir como si ya seas un fracaso. Te desesperas y dices, “No voy a lograr a nada.” ¿Sabes lo que estás haciendo? Has aceptado una maldición heredada y te has abierto al fracaso. Te has impuesto una maldición. También la maldición generacional se convierte en algo más fuerte por ser impuesto a ti mismo. Leimos una parte de esta historia en capítulo 5. Esta es increible porque hay tantas maldiciones enlazadas. (Génesis 27:11-12) Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño. Quizá me palpará mi padre, y me tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición. Cuando la madre de Jacob le estaba tentando a robar la bendición de Esaú, Jacob respondió con la respuesta de versículo 12. El menor sabía sobre las maldiciones. Se daba cuenta que hay una maldición que te viene si haces errar en su camino a un ciego, si engañas a un ciego o persona con discapacidad. Por este tiempo, Isaac era ciego y no podía ver cual hijo era Jacob y cual era Esaú. Una maldición trae muchas más. Por eso tienen resultados tan intensos. Este capítulo de Génesis ilustra muchos tipos de maldiciones. El siguiente versículo nos muestra como nuestras palabras nos pueden imponer una maldición. (Génesis 27:13) Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y vé y tráemelos. Rebeca se impuso a si misma esa maldición. ¿De qué pensaba ella? ¡Se condenó a muerte!

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