Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 67 religion. Hoy en día, estas mismas personas matan uno al otro, los dos lados, en el nombre de Jesús—los anaranjados y los verdes. Pasa en todas partes del mundo. Vete a Bosnia o Kosovo y verás una guerra desde hace mil años por la idolatría. Anotado en Génesis 31 es un asunto acerca de una maldición que pasó por robar los ídolos de alguien. Jacob y Raquel salieron de la casa de Labán (el padre de Raquel) y estaban en camino a Canaán. Para tener a Raquel, la mujer prometido a él, Jacob tuvo que trabajar por siete años más. Su suegro, Labán, le había requerido que trabaje por catorce años para casarse con sus hijas. Pero cuando Jacob y su familia salieron en secreto en el medio de la noche, Raquel tomó algunos de los ídolos de su padre. (Génesis 31:30-31) Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses? Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas. Labán no era un buen suegro. Jacob tenía miedo que su suegro quería robarle de sus esposas, por quienes él había trabajado por tantos años. (Génesis 31:32) Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado. Aquí es donde, sin saberlo, Jacob le maldijo a su esposa. Es muy fácil decir algo, pero no puedes poner de nuevo la bala en la arma después de apretar el gatillo. La bala tiene un cebo que le da una chispa, la cual explota la pólvora. Nunca puedes quitar lo que dices. Piensa en eso cuando hablas con la lengua. Aquí vemos como las palabras de Jacob le dolieron. Perdió a su esposa. Le maldijo que se muera. El maldijo a su esposa preciosa. Cuando salió Raquel, hurtó los imágenes favoritos de su padre. Y por supuesto él vino por ellos porque eran sus favoritos. No vino para preguntar a Jacob “¿Por qué saliste?” Le dijo, “¡Llevaste mis dioses!” (Génesis 31:33) Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel. Primero entró Labán a las tiendas de los que más sospechaba en orden. No se fue a la tienda de su hija favorita hasta al final. Nunca pensaba él que ella haría una cosa así. (Génesis 31:34) Pero tomó Raquel los ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en toda la tienda, y no los halló.

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