Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 42 (Deuteronomio 27:18) Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén. Mejor si nunca prevengamos a una persona con desvantaja o a un niño de buscar a Dios. Esta es una ofensa muy seria y carga maldiciones directamente de Dios. Dios tiene un lugar reservado muy tierno y especial de su corazón para los discapacitados y los jovencitos, y El bendice a los que les bendicen y maldice a los que les maldicen. Cuando era un niño, teníamos bromas de labio leporino para gente nacida con paladares de hendidura y no podía pronunciar sus palabras claramente. Nos ríamos de ellos. Maldecíamos a nosotros mismos. ¿Cómo piensas que se sentían estas personas con los labios de hendidura? Deuteronomio 27:18 se trata de la gente ciega que es acostombrada de andar por medio de contar sus pasos. Pero alguien mueve al camino un objeto para que el ciego se caiga y todos se ríen de él. Este versículo inluye la idea de no querer tener algo que ver con alguien es raro, tembla y se mueve espasmódicamente debido a perjuicios físicos. No tengas nada que ver con tales personas que se burlan y ridiculizan a aquella gente que es menos afortunada. Vete y acepta la maldición si quieres, pero te digo, eres bendecido si les acepta a los indeseables. ¿Puedes adivinar a dónde iría Jesús? ¿Piensas que iría a los lugares de tratamiento de primera con alfombras lujosas y asientos de cuero? Si el amor de Dios no estuviera, pasaría de ese lugar. Iría a la cantina donde había una necesidad. El podía irse a esas personas para tomarlas de aquel lugar. Iría al manicomio. Esa es una razón del porque yo creo que era bendecido Jesús. Creo que siempre era bendecido Jesús por hacer la voluntad de su Padre, y El no causaba a los ciegos de alejarse del Camino. Los sanaba. (Deuteronomio 27:19) Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén. Una vez, yo vi a un policía pasar por un semáforo y chocar a otro coche y entonces prendió sus luces de emergencia. Alguien se acercó al policía y le dijo, “Pues, de veras la luz estuvo verde cuando pasaste.” El había prendido sus luces para que se pareciera que él había venido por la emergencia, y el hombre inocente tuviera que aceptar la culpa. Yo corrí para allá y dije, “Yo vi lo que pasó,” porque el policía pasó por el semáforo. Si hubiera sido lo contrario, yo habría hecho igual porque no creo en la manipulación ni las mentiras y no quiero ser maldecido. Doblando la espalda de gente con necesidades probablamente es la manera más común de la perversión del juicio. Con respecto al hombre que se sienta en la esquina y pide limósnas, la gente dice, “¡Lo traen aquí en un Mercedes Benz por la mañana antes del amanecer! ¡No necesita la ayuda!” ¿Has oído una declaración así? Cuando ves mendigando a un pobre, ¿Por qué no pidas al Señor si debas ayudarlo? Yo vivía en California donde hay bastantes limosneros. Algunos merecen estar allí y algunos

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