� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 38 Capítulo 5 ¿Maldice Dios? Una noche, yo enseñaba en una iglesia cuyos miembros no creían que una persona pudiera caerse del poder del Espíritu Santo. No estoy hablando sobre empujarlos cuando oro por ellos, como he visto hacer algunos predicadores. De hecho, antes yo los sustentaba y dolía mi espalda de tal, todo para que no se caigan. Desde que no quiero ofender a nadie, siempre tengo cuidado con gente cuando oro por ella. Sólo tengo que estar seguro que no es un demonio que le hace caer. El poder no está en la manifestación del Espíritu de Dios; el poder está en el nombre de Jesús. Cuando terminé de enseñar, pedí por la gente que quería una oración por cualquier cosa. Casi nos corrió una muchacha retrasada, pues oramos por ella. ¡Ya!— ¡Al piso se cayó! No la podíamos haber cargado si intentáramos. Entonces, puse un ángel con ella y dijo, “¿Quién sigue?” Pero nadie vendría porque en aquel grupo, si alguien se cayera del Espíritu, pensaban que era un demonio. Entonces, les dije, “Qué bueno. Me están dando un día fácil. Usualmente tengo que orar por horas. Gracias. Qué Dios les bendiga. Adios.” Yo estaba empacando lentamente. Y entonces, les dije, “Si es de Dios, el fruto será bueno.” Tranquilamente, seguí empacando y nadie decía nada ni venía para que yo pudiera orar. La muchacha se empezó de reír. Tan contagiosas eran sus risas. Brotaban de ella, como si algo se estuviera desatando. Muy pronto, todos se estaban riendo, aun un bebé con cinco meses en los brazos de su madre. ¡Por cuarenta y cinco minutos, se rió la muchacha retrasada sobre la alfombra! La iglesia entera empezó de reírse con ella. Les dije, “¿Hay alguien que necesita gozo en este cuarto, faltando el buen fruto?” Todos se liberaron de sus inhibiciones y vinieron hacia el frente por oraciones. Después de los cuarenta y cinco minutos, cuando se levantó la muchacha, su mente era totalmente sana. Las maldiciones habían sido quitado de su vida. Pues, ¡No hay límite a lo que puede hacer Dios! Nosotros le ponemos los límites. Yo podía ver claramente que ella y Dios estaban haciendo algo, entonces me moví del camino. Dejé a Dios hacer lo que quería. ¿Le maldijo Dios a ella? ¿Qué tipos de maldiciones estaban atadas a su vida? Las causas de las maldiciones de Dios
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