Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 3 Introducción El tema de las maldiciones y bendiciones con frecuencia es nuevo para estudiantes de la Biblia. Todavía Dios tiene mucho que decir acerca de ellas. Sorprendentemente, a pesar del hecho muy claro que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en un madero” (Gálatas 3:13)), nosotros sin embargo, todavía tenemos que romperlas. ¿Cómo puedo decir tal cosa si Cristo terminó nuestra relación con las malidiciones? El último capítulo del Nuevo Testamento, Apocalipsis 22, nos habla de esta pregunta. Apocalipsis 22:3 “Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,” La verdad es que las maldiciones todavía están con nosotros. Lo que logró Jesucristo en la cruz fue esto: Él le dio a cada hijo de Dios la libertad para desatarse de las maldiciones. Esto fue uno de sus hechos finales por morir en la cruz. Pero es claro en Apocalipsis 22:3 que todavía existen maldiciones y tienen que ser afrontadas y rotas hasta de las vidas de los cristianos. El mismo argumento es verdad con respecto al sanar. Aunque por sus heridas todos fuimos sanados (1 Pedro 2:24), ¿Son sanados todos los cristianos hoy en día? No. Pero, ¿Pueden ser sanados ellos si reciban por fe lo que Jesús logró por nosotros en la cruz? Sí. Así es con las maldiciones. El problema con la afrontación de las maldiciones es que hasta ahora, ellas han estado muy obscuras y escondidas del pensamiento cristiano. Mientras varias religiones alrededor del mundo se han convertido en profesionales en el uso de maldiciones (la brujería, el vudú, la hechicería y el curanderismo, etc.) contra la gente de Dios, los cristianos son muy ignorantes en el área de las maldiciones. ¡Todo esto a pesar del hecho que Jesús nos habilitó a hacerlo! Lo contrario de una maldición es una bendición. No solamente por medio de los logros de Jesucristo pueden aprender a reclamar su libertad de maldiciones los cristianos, sino también pueden recibir las bendiciones en lugar de aquellas maldiciones. En Convirtiendo las maldiciones en bendiciones, Carl Fox nos muestra cómo el Señor le dirigó a exponer esta brecha en el Cuerpo de Cristo. No sé de otro ministro hoy en día cuyo ministerio está acompañado por tales milagros extraordinarios. He

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