� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 27 movían esas nubes, podías ver a toda forma concebible. Por las noches, podías alcanzar por los cielos y agarrar a las estrellas del Camino Lechoso. Una noche a la medianoche, cuando tenía siete años, salí a escondidas para que no me mirara mi padre. El enojo de mi padre contra mí me dolía tanto que no quería vivir. Me acosté allí y miré a esas nubes y las estrellas y oré. Dios me habló, como hizo con frecuencia. Sólo miré para arriba al cielo y le dije, “Dios, algún día quiero ser papi, ¡Pero no quiero ser el tipo que tengo!” Y Dios me dijo, “Tengo muchos niños y les amo igualmente. Nunca prefieras uno más que otro. Cada uno de ellos tiene cosas que puedes valorar más y les motivas en esas cosas, pero que les ames a todos lo mismo.” Nunca se me ha olvidado eso. El me dijo una cosa más, y ésa es mi excusa por ser como un niño; “¡Nunca olvides como ser un niño!” A la edad de cincuenta y seis años, todavía puedo jugar con los niños igual como cuando tenía seis años. Los jovenes son una herencia hermosa. Esaú y Jacob tenían un problema porque Esaú era el favorito de Isaac y Jacob era el favorito de Rebeca. Esto costó a Rebeca su vida y causó muchos tipos de cosas destructivas en sus vidas. Esta es una cosa importante y tenemos que tener mucho cuidado. El hijo menor obtuvo la bendición por medios engañosos sugeridos por su mamá. Hay maldiciones que vienen por medio del engaño. Di la verdad si quieres ser bendecido. Si vas a obtener la grandeza de las bendiciones de Dios, tienes que ser honesto. No había nada de la verdad en aquella situación. ¿Cómo obtuvo la bendición el hijo menor? El hijo mayor era muy egoísta. Vendió su primogenitura por un poco de hambre. Se había entrapado. Se había impuesto unas maldiciones de sus acciones. Las maldiciones autoimpuestas están entre los tipos de maldiciones que tenemos que romper dentro de nuestras vidas—nuestras confesiones, las palabras que decimos. ¿Has escuchado a alguien dice, “Maldito sea...,” o algo así? Cuando oígo una declaración así, siempre digo, “¡No! ¡No! ¡Bendito sea…! Nuestras palabras nos establecen para ser maldecidos o bendecidos. ¿Sabías que ángeles no tienen autoridad sobre esta tierra porque no hay una conección terrenal? Nuestras palabras les da la autoridad porque venimos del polvo de la tierra (por eso, tenemos una conección a la tierra) y estamos en camino a los celestiales por medio de Jesucristo (El es nuestra conección a las cosas espirituales). Hay dos tipos de ángeles: los ángeles celestiales de Dios y los ángeles del diablo (los que se cayeron por su desobediencia). Todos escuchan a nuestras palabras. Somos extraordinarios porque podemos tener dentro de nosotros el Espíritu de Dios, pues cuando hablamos, tenemos poder. Seamos juzgados por todas nuestras palabras inútiles y malvadas. Enviamos contra otra gente demonios por hablar mal de ella o aun de nosotros mismos. Decimos cosas así, “Nunca voy a poder hacer eso,” o “Nunca entenderé esto.”
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