� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 16 te gusta la enfermedad, estás contento tener un diagnóstico que va a dirigirte hacia un tratamiento y esperas una curación. Si te estuvieran pasando malas cosas, ¿Querrías saber el por qué—aunque fuera una maldición como la del hombre ucraniano que mencioné en el primer capítulo? El sabía que fue maldecido, porque era de un lugar donde las cosas así eran bien conocidas y muy comunes en las conversaciones cotidianas. Su problema era que fue maldecido dos veces porque él buscó a alguien que podía ir contra cualquiera que le maldiciera primero. El debería haber buscado a Dios primero, pero él estaba tan contento al saber que había una solución a sus problemas—que a Dios le importaba lo suficiéntemente para ofrecerle una. Esa es la razón por la importancia de entender lo que es una maldición. Esa fue la siguiente cosa que me mostró Dios en mis estudios de las Escrituras. ¿Qué es una maldición? Empieza un maldición con una declaración. Es algo que es hablado de la boca, por medio de una oración, una palabra, un juramento o otra declaración. Las siguientes son algunas definiciones de una maldición: Enciclopedia Británica del Mundo: Un imprecación del mal, un juramento profano; una calamidad invocada o amenazada. Diccionario de Webster: Una oración que venga a alguien daño o mal; una palabra o una expresión usada para maldecir o jurar; Diccionario de Patrimonio Americano: Una solicitación a un poder sobrenatural para que malvad o daño se caiga sobre alguien. Invocar mal, calamidad o daño sobre; maldecir. En dónde vemos una carencia de bendiciones, sin duda alguna hay una maldición. La intención de una maldición es hacer mal a alguien. Empieza con una declaración— igual como una bendición. Las dos comienzan con declaraciones, y las palabras son poderosas. Dios creó la tierra con palabras. Cuando quería la luz, Él no construyó una planta de luz, sino habló las palabras, “¡Sea la luz!” Esa luz incluyó todo lo que conocemos aquí en la tierra: los colores, la vida y la energía. Las palabras tienen mucha autoridad. Las palabras negativas le dan a satanás la autoridad para operar contra nosotros para hurtar, matar y destruir, como en el caso de Job. Dios actua con nuestras palabras positivas para traernos una vida bendita. Por eso, tenemos que tener mucho cuidado con lo que decimos. Cuando hay problemas, mucha gente los hace peores por decir, “¡Oh, Señor! ¡Estoy sufriendo! ¡No puedo más!” En actualidad, la gente así se está cargando maldiciones (maldiciones impuestas por si misma) por lo que está diciendo. La instrucción de Dios es orar por la respuesta del problema y confesar las promesas de su Santa Palabra.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTU1OTMyMg==