Convertiendo las Maldiciones en Bendiciones

� Copyright 1999 Christian Faith International Ministries. Todos los derechos reservados. Permision granted to freely copy en Espanol if copied in the entirety. Also Publicado a www.CFIM.Net and www.KingdomFaithMinistries.Org . 13 Capítulo 2 La jornada hacia las bendiciones Un buen día soleado, yo cazaba alces. No estaba prestando atención y mi arma estaba en la tierra dos metros y medio de mí. ¡Me divirtía hablando con el Señor! Estaba disfrutando el sol en ese día bonito del otoño en las moñtanas accidentadas del Desierto de Gila cerca de la frontera de Nuevo México y Arizona. Dios había hecho la hermosura que me rodeaba. Yo podía sentir su presencia allí. En esta época, en mi ministerio veía buenos resultados cuando rompía las maldiciones, pero todavía no entendía muchas cosas. Empecé a hablar con Dios acerca de las cuestiónes de las maldiciones, de dónde vienen y qué son. El me dijo, “Una maldición que no tiene una causa no puede caerse. Sin embargo, si andas en desobediencia, estás vulnerable a los efectos de las maldiciones.” Me declaró que para prevenir a ser maldecido siempre tienes que obedecer. Me preguntó si nunca había conocido a otro cristiano que siempre le obedecía. “No, nunca.” Me hizo consciente de unos zopilotes que estaban circulando. Circularon por una hora encima de un cañon delante de mí, en las corrientes del aire. Entonces, Él me dijo, “Las maldiciones son así. Pasan mucho tiempo esperando por una oportunidad de entrar.” Me dijo, “Eventualmente tienen que regresar al lugar de dónde vinieron, si no pueden entrar en tu vida.” Más tarde, encontré este versículo in los Proverbios que dice: (Proverbios 26:2) Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, Así la maldición nunca vendrá sin causa. Unos días más tarde, tuve una visión. En esta visión, yo vi una muralla entre la humanidad y lo malo. Como miraba, pude ver a los demonios yendo y viendo por la muralla contínuamente. Cuando miré más cerca, me di cuenta que todas las puertas tenían cerraduras. Yo sabía que esas cerraduras eran la protección de Dios. Pues, ¿Cómo iban y venían los demonios constantemente? Miré aun más próximo y me di cuenta que ¡cada demonio tenían una llave para entrar! Yo le pregunté a Dios, “¿Por qué estos demonios tienen llaves?” Me contestó, “Las llaves son maldiciones que les dan a los demonios autoridad legal para venir y entrar. Hay muchos tipos de llaves: algunas son maldiciones heredadas—o generacionales, algunas nos las imponemos a nosotros mismos y todavía, otras tienen que

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